Inmersión en hielo: una moda que puede poner en riesgo tu salud

Cada vez es más común ver en redes sociales a personas sumergiéndose en bañeras llenas de hielo o en aguas extremadamente frías, promoviendo esta práctica como un método para mejorar el bienestar físico y mental. Sin embargo, muchos de estos supuestos beneficios no cuentan con respaldo científico sólido y podrían representar un riesgo serio para la salud.

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7/14/20252 min read

¿Qué beneficios se atribuyen?

Algunos usuarios aseguran que estas inmersiones ayudan a reducir el dolor muscular, mejorar el estado de ánimo, acelerar el metabolismo y aumentar ciertos niveles hormonales. Si bien existe cierta evidencia de que el agua fría puede aliviar temporalmente la sensación de dolor muscular tras un ejercicio intenso, este efecto es modesto y de corta duración.

Las afirmaciones sobre mejoras significativas en la salud mental, el metabolismo o el incremento de hormonas como la testosterona no están comprobadas y se basan, en gran medida, en experiencias personales y anécdotas difundidas en redes.

¿Cuáles son los riesgos?

Sumergirse en agua fría, especialmente por debajo de 15 °C, provoca una reacción de shock en el cuerpo. Esto incluye aumento súbito de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial, respiración acelerada y jadeos involuntarios.

Permanecer demasiado tiempo puede llevar a hipotermia, una condición peligrosa donde la temperatura corporal desciende drásticamente. Los síntomas pueden incluir escalofríos intensos, dificultad para hablar, confusión, desmayos y pulso lento. En casos graves, puede desencadenar un infarto o un accidente cerebrovascular, incluso en personas jóvenes y aparentemente sanas.

Además, se han reportado desmayos durante las inmersiones, lo que aumenta el riesgo de ahogamiento o lesiones.

¿Cómo hacerlo de forma más segura?

Si decides practicar este tipo de baños fríos, se recomienda:

  • Realizar un chequeo médico previo para descartar problemas cardíacos, vasculares o respiratorios.

  • No hacerlo solo y contar siempre con supervisión.

  • Iniciar de forma gradual, por ejemplo, con duchas frías cortas antes de intentar una inmersión completa.

  • Limitar el tiempo en el agua fría a entre 3 y 5 minutos.

  • Estar atento a las señales de peligro: escalofríos intensos, entumecimiento, confusión o mareo son motivos para salir de inmediato.

Una práctica en auge, pero con cautela

El mercado global de productos y servicios relacionados con la inmersión en hielo sigue creciendo, impulsado por tendencias de bienestar y redes sociales. Sin embargo, es fundamental informarse bien y priorizar la salud antes de seguir cualquier moda viral.